El Conflicto y el Riesgo para la Vida: Nietzsche y Freud
En-claves del pensamiento
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, División de Humanidades y Ciencias SocialesAl desarrollar las relaciones en las obras de Nietzsche y Freud, la temática del riesgo y el conflicto no ha sido abordada en profundidad, sino que generalmente se ha tomado como elemento subsidiario para el análisis de otros aspectos. El presente artículo buscará mostrar cómo el modo en que lo vital es pensado en ambos autores se modificará en función de las relaciones que la vida misma guarda -tanto interna como externamente- respecto al riesgo y al conflicto. A partir de esto se marcará un punto de inflexión en donde, en la obra de ambos autores, el conflicto pasa estructuralmente a ocupar el centro mismo de lo vital: la tendencia buscada desde el psicoanálisis en Freud y desde la
Al desarrollar las relaciones en las obras de Nietzsche y Freud, la temática del riesgo y el conflicto no ha sido abordada en profundidad, sino que generalmente ha sido tomada como elemento subsidiario para el análisis de otros aspectos. La articulación Freud-Nietzsche presenta múltiples abordajes en relación a la filosofía,

			

				

				

					
Como objetivo central, el presente artículo buscará mostrar cómo el modo en que lo vital es pensado en ambos autores se modificará en función de las relaciones que la vida guarda -tanto interna como externamente- respecto al riesgo y al conflicto. A partir de esto se marcará un punto estructural de inflexión en donde, en la obra de ambos autores, el conflicto pasa a ocupar el centro mismo de lo vital: la tendencia buscada desde el psicoanálisis, en Freud, y desde la
En función de alcanzar dichos objetivos se producirá, desde un esquema en términos espaciales, el análisis de las relaciones entre vida y riesgo y conflicto -vale decir, el análisis se desplegará en función de los espacios vitales que ocupan el riesgo y el conflicto, y cómo esto decanta estructuralmente en una determinada dinámica vital-.

		El primer libro publicado por Nietzsche -
han llegado hasta el fondo de las cosas con mirada decidida […] Bajo la influencia de la verdad contemplada, el hombre no percibe ya nada más que lo horrible y absurdo de la existencia […] Y en este peligro inminente de la voluntad, el arte avanza como un dios salvador que trae el bálsamo saludable: él sólo tiene el poder de transmutar ese hastío en imágenes que ayuden a soportar la vida.

			

				

				
El arte resulta la actividad fundamental de la vida como herramienta curativa.

			

				

				Curación que en tanto implica una proyección respecto del plano existencial, supone asimismo un 'impulso fisiológico y psicológico de intoxicación'.
Espacialmente, los instintos actúan en la vida física de modo autorreflexivo, haciendo -vía arte- a la vida del individuo soportable al proyectarlo fuera del plano existencial,

			

				

				La tragedia aparece, al combinar ambos procesos, como la máxima redención vital la 'suprema consolación metafísica'.
En
En
Los filósofos suelen situarse ante la 'vida' […] como frente un cuadro que se hubiera pintado de una vez para siempre; […] no se tiene en cuenta el hecho de que ese cuadro -lo que para nosotros, hombres, se llama actualmente vida y experiencia- ha llegado a ser poco a poco lo que es,
Espacialmente, la distribución de pesadez para la vida en
Ahora bien, frente a esta dinámica del placer y el dolor, en el escrito de 1882,
El odio, las alegrías malvadas, el ansia de rapiña y de dominación y todo lo demás que se llama el mal, forma parte de la extraordinaria economía de la conservación de la especie, economía costosa, pródiga y, en suma, grandemente insensata, pero que es probado que hasta ahora conservó la especie.

			

				

				

					
No se trata ya de una economía autoconservativa, cuidadosa, que busca dónde encontrar el placer y cómo huir del dolor -es decir, cómo minimizar el riesgo vital- sino de una 'economía insensata' que busca dominar y que, por ende, se arriesga.

			Examinad la vida de los hombres y los pueblos, los mejores y más fecundos, y decidme si un árbol que ha de elevarse orgullosamente al aire se puede librar del mal tiempo y de las tempestades; si la hostilidad y la resistencia del medio exterior y todas las manifestaciones del odio, de la envidia […] no son circunstancias favorables, sin las cuales sería imposible un grande crecimiento.

			

				

				
Otra economía: maldad y resistencia no para lograr conservación sino crecimiento -para lo cual hay que explícitamente exponerse a lo riesgoso, lo conflictivo-. En
Estas múltiples posibilidades dan cuenta de la hesitación nietzscheana, producto de la rotura que la certeza de lo plasmado en
En la obra freudiana, ya en
Estas 'exigencias de la vida'

			

				

				

					
[e]sta partícula de sustancia viva flota en medio de un mundo exterior cargado [
La potencia de dichas fuerzas es tal que representan un riesgo determinante para el viviente, siendo así la capacidad defensiva fundamental para mantenerse con vida. Una modalidad defensiva particular, la huida, es la que permite establecer una diferenciación patente entre estímulos internos y externos; respecto de la pulsión Freud determina que '[p]uesto que no ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo, una huida de nada puede valer contra ella'.

			

				

				

					
[L]as oposiciones entre representaciones no son sino la expresión de las luchas entre las pulsiones singulares. De particularísimo valor para nuestro ensayo explicativo es la inequívoca oposición entre las pulsiones que sirven a la sexualidad, la ganancia de placer sexual y aquellas otras que tienen por meta la autoconservación del individuo, las pulsiones yoicas.

			

				

				

					
En los ciegos histéricos, dirá Freud, la ceguera es tal para la conciencia: las representaciones asociadas a las pulsiones yoicas han sido expulsadas por aquellas asociadas a las pulsiones sexuales. Así, en función de la relación psique/soma el cuerpo mismo es campo de batalla de las pulsiones.

			Espacialmente, la conflictividad acapara al aparato psíquico como un todo, expandiéndose asimismo al cuerpo. Ahora bien, ¿qué tanto del cuerpo? En
[f]altaría en la infancia, advendría en la época de la pubertad y en conexión con el proceso de maduración que sobreviene en ella, se exteriorizaría en las manifestaciones de atracción irrefrenable que un sexo ejerce sobre el otro, y su meta sería la unión sexual o, al menos, las acciones que apuntan en esa dirección.

			

				

				

					
Frente al carácter acotado que la misma presenta en términos tanto de despliegue como de temporalidad, la concepción freudiana presenta una eminente ampliación, partiendo desde la calificación del infante en cuanto a su sexualidad en términos de 'perverso polimorfo', es decir, que el punto de anclaje corporal a partir del cual el infante obtiene satisfacción sexual no se halla fijo, sino que es variable. De este modo, no sólo en términos temporales sino también en términos de espacialidad corporal se produce una expansión del campo sexual: ya no un área específica, sino que la totalidad del cuerpo es campo de posible acción sexual.

			Esta capacidad perversa de variación se despliega en múltiples registros vitales:

			

				

				Como Brenner señala, 'Sobre lo que Freud quería llamar la atención al hablar de
Ahora bien, este despliegue halla a nivel psíquico un regulador
En la teoría psicoanalítica adoptamos sin reservas el supuesto de que el decurso de los procesos anímicos es regulado automáticamente por el principio de placer. Vale decir, creemos que en todos los casos lo pone en marcha una tensión displacentera, y después adopta tal orientación que su resultado final coincide con una disminución de aquella, esto es, con una evitación de displacer o una producción de placer.

			

				

				

					
El placer es concebido entonces en términos de disminución energética -baja de tensión- y el displacer como aumento.

			

				

				Esto no es del todo exacto; como da cuenta Freud mismo, existen situaciones en las cuales el aumento de tensión se halla asociado a un aumento del placer, por lo que concluye que 'el factor decisivo respecto de la sensación es, probablemente, la medida del incremento o reducción en un periodo de tiempo', sin embargo, 'no es aconsejable adentrarnos más en este problema hasta que observaciones bien precisas puedan servirnos de guía'.
En
El hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el Superhombre: una cuerda sobre un abismo.

				Un peligroso ir más allá, un peligroso detenerse, un peligroso volver hacia atrás, un vacilar peligroso y un peligroso estar de pie.

				Lo más grande del hombre es que es un puente y no una meta. Lo que debemos amar en el hombre es que consiste en un
El hombre ha de vivir una vida de peligro y sufrimiento en orden de superar la especie humana: '¡[s]ea vuestro mismo mandar un obedecer! […] ¡Vivid pues, vuestra vida de obediencia y de guerra! ¿Qué importa vivir mucho tiempo? ¿Qué guerrero quiere ser tratado con indulgencia?'.

			

				

				
La meta que es el
El término '
En tres libros posteriores a
En tanto disposición colectora de las fuerzas vitales pensadas en términos de voluntad de poder la figura del
Si tomando al hombre como eje se considera esa
Freud ubicará la ruptura con la determinación del principio del placer justamente en un
Ahora bien ¿supone esto una modificación total del manejo energético vital? El concepto de 'más allá' [
Esta centralidad del conflicto implica una expansión en términos espaciales -justamente, se trata de un más allá- hacia dentro del aparato psíquico: si el principio del placer enmarcaba la extensión posible de la dinámica psíquica, se abre ahora un espacio más allá, de 'nada de placer para ninguna instancia psíquica', un espacio desplegado en otras coordenadas. Ahora bien, esta disposición no implica solamente una expansión hacia dentro del aparato psíquico, sino también una más allá del mismo: 'la lucha entre Eros y Muerte […] Esta lucha es el contenido esencial de la vida en general […]'.

			

				

				

					
En términos de estructura espacial, hacia dentro de las obras de Freud y Nietzsche el principio del placer y el
Nietzsche plantea de un modo específico al conflicto de las fuerzas hacia dentro del viviente:

			La contraposición de las pasiones, la duplicidad, la triplicidad, la multiplicidad de las 'almas en un único pecho':

			

				

				Alusión al libro I de
Este dominio [
La pasión dominante, la cual lleva consigo incluso la forma suprema de la salud en general: aquí se alcanza de manera óptima la coordinación de los sistemas internos y el concurso de sus trabajos al servicio de una unidad -pero, ¡esto es prácticamente la definición de la salud!

			

				

				
El dominio de una pasión -de una fuerza- implica no el borramiento sino la coordinación de las múltiples fuerzas en una dirección y sentido determinados -en una perspectiva impuesta hacia dentro del viviente- 
			 
				 
				Y de este modo son consideradas asimismo las culturas ascendentes, como por ejemplo la griega: 'Hay allí un subyugar la plenitud de lo viviente, la medida se vuelve dominante, a la base está esa calma del alma fuerte que se mueve con lentitud y tiene aversión a lo demasiado vivaz. Se honra y se eleva el caso general, la ley; la excepción, por el contrario, es dejada de lado; el matiz, borrado. Lo firme, poderoso, sólido, la vida que reposa extendida y potente -eso 'gusta' […]'. Ibid., 9 [151], 282. 
			63 lo cual representa el epítome de la vida saludable, ascendente.

			En
Esta labor psicoanalítica que supone fortalecer al yo frente a las imposiciones, conflictos y peligros que le implican sus funciones, es una producción más allá del principio del placer. En efecto, al respecto Freud escribe:

			Por el lado del paciente, actúan con eficacia a favor nuestro algunos factores ajustados a la
Desmontar las represiones venciendo las resistencias supone una dinámica conflictiva en la que necesariamente se juegan múltiples instancias displacenteras, y, por ende, no sostenida en el contexto del principio del placer.

			

				

				Puede replicarse, el principio de realidad también permite instancias displacenteras, y sin embargo se halla enmarcado en el principio del placer. Lo está, pero en cuanto a su fin, es decir, su meta final es lograr la descarga energética, sólo aplazada brevemente. Como se marcó, la finalidad de la práctica psicoanalítica no será la de buscar placer, esto podrá ser —y se remarca, sólo en términos de posibilidad— un efecto lateral, sino la de lograr un tipo específico de dominio [Bewältigung].

			68 Según Freud 'el psicoanálisis es un instrumento destinado a posibilitar al yo la progresiva conquista del ello'.

			

				

				

					
Espacialmente, se halla asimismo un despliegue similar en las posturas de Nietzsche y Freud. En el plano de la interioridad del viviente lo que se produce es la generación de dominio. En Nietzsche, en vez de tratarse de múltiples sistemas y fuerzas en anarquía, divididos, cada vez más partes del viviente quedan puestas bajo la dirección de una determinada perspectiva, siendo la salud óptima aquella donde se alcanza la 'total coordinación' del viviente bajo una fuerza directriz. En Freud, el objetivo psicoanalítico es la progresiva conquista del ello por el yo. Esta progresión del viviente encuentra su correlativo en la relación que el mismo presenta hacia el exterior. Según Nietzsche, la vida ascendente es 'voluntad de poder que, desde el interior, somete e incorpora a sí cada vez más 'exterior''.

			

				

				

					
Tanto en Nietzsche como en Freud, en un momento determinado de su obra el conflicto pasa a ocupar el lugar de dinámica central para la vida. En Nietzsche este desplazamiento estructural comienza al abandonar la dinámica propia de
En Freud el punto de inflexión aparece con el más allá del principio del placer: la conflictividad deja de estar enmarcada por ese principio ordenador para encontrarse en su despliegue en el centro de la vida: 'la lucha entre Eros y Muerte […] Esta lucha es el contenido esencial de la vida en general […]'.

			

				

				

					
En ambos casos, a través de la imposición de perspectiva se asiste a un empoderamiento del sujeto. Espacialmente, a la ampliación yoica y a la coordinación de las partes del viviente corresponden mayor capacidad de manejo y autonomía respecto a la realidad exterior, y mayor capacidad de incorporación de exterior. Ampliar el interior en una determinada dirección y sentido -el yo, la coordinación- es ampliar la capacidad para con el exterior. Desde este punto de vista, a lo que tiende la vida saludable en ambos casos es a un saber hacer, a un quehacer con el conflicto; el empoderamiento del yo permite un mejor manejo del conflicto con las diversas instancias, psíquicas y no; perder el carácter enfermo y empobrecido de la vida es terminar en lo posible con el conflicto interno, y ser capaz de aplicarse activamente al externo. El psicoanálisis y la vida ascendente juegan ambos en el campo del riesgo y del conflicto -más allá del placer y el displacer- buscando el empoderamiento como capacidad de poder-hacer.

			A través del análisis espacial del despliegue de la vida en términos del riesgo y el conflicto ha sido posible dar cuenta del paso de una dinámica en donde lo que se busca es escapar o elidir a los mismos, a una disposición en la cual lo conflictivo resulta el centro mismo de la vida y, por ende, la propia disposición vital ha de necesariamente pasar por un saber actuar en relación a dicho conflicto. Si bien desde una matriz diversa, producto de distintas concepciones vitales,

			

				

				Al respecto
Hemos manifestado la inequívoca tendencia a hacer a un lado la muerte, a eliminarla de la vida. Hemos intentado matarla con el silencio […] Esta actitud cultural-convencional hacia la muerte se completa con nuestro total descalabro cuando fenece una de las personas que nos son próximas […] Ahora bien, esta actitud frente a la muerte tiene un fuerte efecto sobre nuestra vida. La vida se empobrece, pierde interés, cuando la máxima apuesta en el juego de la vida, que es la vida misma, no puede arriesgarse. Se vuelve tan insípida e insustancial como un flirt norteamericano, en que de antemano se ha establecido que nada puede suceder […].

			

				

				

					
Tanto en Nietzsche como en Freud existe una valoración determinada de la vida en términos de la capacidad de hacer frente al riesgo y al conflicto: el empoderamiento que implica el enfrentar y no elidir dicho conflicto, dado desde el psicoanálisis y la
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Reeditado en 1886 con el nombre de
Respecto de la polémica Nietzsche-von Wilamowitz-Möllendorf,

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Alianza, 2007.Friedrich Nietzsche,
Curación que en tanto implica una proyección respecto del plano existencial, supone asimismo un 'impulso fisiológico y psicológico de intoxicación'. Weinberg, Kurt. “Nietzsche’s Paradox of Tragedy”. , núm. 96 (1999): 86-99.Kurt Weinberg, 'Nietzsche's Paradox of Tragedy', Yale French Studies, núm. 96 (1999): 87; respecto de la capacidad de intoxicación como transformadora de la percepción en Nietzsche, cfr. Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Friedrich Nietzsche, Fragmentos póstumos IV (Madrid: Tecnos, 2008), 17[5] 526, 17 [5] 699 y 14 [117] 555, entre otros.

			

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Alianza, 2007.Nietzsche,
La tragedia aparece, al combinar ambos procesos, como la máxima redención vital la 'suprema consolación metafísica'. Sokel, William. “On the Dionysian in Nietzsche”. , 36, núm. 4 (2005): 501-520.Walter Sokel, 'On the Dionysian in Nietzsche',
En rigor, el primer volumen de Humano, demasiado humano se publica en 1878, pero es seguido por sus Opiniones y sentencias varias [Vermischte Meinungen und Sprüche] y El caminante y su sombra [Der Wanderer und sein Schatten], de marzo y diciembre de 1879, respectivamente, que son posteriormente publicados en 1886, en un único tomo, como la segunda parte de Humano, demasiado humano.

			

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Akal, 2007.Friedrich Nietzsche,
Justamente lo que se observará en el transcurso de las obras nietzscheanas es la multiplicación de las disciplinas no trascendentes: así, puede nombrarse como fisiólogo, psicólogo, médico, químico…

			Reiterando la aclaración: el plano de la existencia es aquel del que se buscaba escapar en
¿No es el cuerpo central en

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Akal, 2007.Nietzsche,

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Biblioteca Nueva, 2001.Friedrich Nietzsche,

					Nietzsche, Friedrich. . Barcelona: Alba, 1999.Friedrich Nietzsche,

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Trotta, 2012.Friedrich Nietzsche,

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Nietzsche, Fragmentos, 7 [54], 512.

			

					Boothby, Richard. , . Londres: Routledge, 2001.Richard Boothby,

					Freud, Sigmund. . En , tomo I. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud,

					Freud, Sigmund.
, tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud,

					Freud, Sigmund. . En , tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud,

					Couvreur, Catherine. “Une équation à deux inconnues”. , tomo III (marzo-abril, 1989): 642-668.Catherine Couvreur, 'Une équation à deux inconnues',

					Freud, Sigmund.
, tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,
En El yo y el ello [Das Ich und das Es] Freud, Sigmund. . En , tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud da cuenta de modo esquemático —es decir, en términos generales— de las interacciones conflictivas entre las diversas partes que hacen a la dinámica del aparato psíquico —el ello, el yo, el superyó y la realidad objetiva— donde se da cuenta de las 'servidumbres del yo' respecto a la permanente labor de resolución de conflictos que el exterior y las demás instancias psíquicas implican para el viviente como todo.

			

					Freud, Sigmund. . En , tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,

					Freud, Sigmund. “La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis”. En , tomo XI. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud, 'La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis', en

					Freud, Sigmund. . En , tomo VII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.
Como Brenner señala, 'Sobre lo que Freud quería llamar la atención al hablar de
Capacidad que Lacan sostendrá como fundamental, al caracterizar a la sublimación como paradigma de la satisfacción sexual.

					Freud, Sigmund.
, tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,
Esto no es del todo exacto; como da cuenta Freud mismo, existen situaciones en las cuales el aumento de tensión se halla asociado a un aumento del placer, por lo que concluye que 'el factor decisivo respecto de la sensación es, probablemente, la medida del incremento o reducción en un periodo de tiempo', sin embargo, 'no es aconsejable adentrarnos más en este problema hasta que observaciones bien precisas puedan servirnos de guía'.
En este mismo sentido se puede comprender al síntoma como formación de compromiso entre instancias psíquicas en conflicto: la solución no implica una abolición de dicho conflicto, sino la tendencia por parte del aparato psíquico, regido por el principio del placer, a mantener lo cuantitativamente disruptivo a un mínimo.

			Las dos primeras partes del libro son de 1883; la tercera es de 1884, y la cuarta y última, de 1885.

			

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Alianza, 2007.Friedrich Nietzsche,

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Nietzsche, Fragmentos, 11[413], 490.

			Este último libro no es publicado bajo la supervisión de Nietzsche, quien a esa altura se hallaba imposibilitado, sino por Peter Gast y Overbeck.

			'Tomemos el caso más simple, el de la nutrición primitiva: el protoplasma extiende sus pseudópodos para buscar algo que se le resiste -no por hambre, sino por voluntad de poder'. Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Nietzsche, Fragmentos, 14 [174], 595-596.

			'[e]l organismo entero, hasta la edad de la pubertad, es un tal complejo de sistemas que luchan por el crecimiento de sentimientos de poder'. Ibid., 14 [174], 596.

			'La voluntad de acumular fuerza […] ¿No deberíamos tener el derecho de admitir esa voluntad como causa motora incluso de la química? ¿Y en el orden cósmico?'. Ibid., 14 [81], 535.

			Así, en Más allá del bien y del mal se da cuenta del tipo del filósofo (cfr. 'Sección primera: de los prejuicios de los filósofos'), del científico ('Sección sexta: nosotros los doctos'), del sacerdote ('Sección tercera: el ser religioso'), y, asimismo, del tipo aristocrático ('Sección novena: ¿qué es aristocrático?'). En el tratado primero de La genealogía de la moral aparecen los tipos del bueno y el malvado, y aquel de la mala conciencia y el enfermo en el segundo; el tipo fisiológico del asceta hace su aparición en el tercero. En 'El problema de Sócrates', apartado de Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Alianza, 2007.El ocaso de los ídolos, se retoma la temática del tipo de vida descendente que representa Sócrates —ya abordado en El origen de la tragedia—; asimismo se da cuenta del declive vital al que la moral moderna ha llevado al hombre, en 'Los que quieren hacer mejor a la humanidad'. Finalmente, numerosos fragmentos póstumos de la época dan cuenta de esta variedad tipológica: cfr. NF, 14 [178], 14 [179], sobre la práctica cristiana y el ascetismo; 1 [123], [202], [235], 5 [50], [89], sobre los hombres superiores y los aristócratas; 2 [10], [13], respecto al hombre democrático; 9 [5], sobre las tipologías de genio europeas; 10 [17], [39], sobre los hombres de rebaño, entre otros.

			

					Freud, Sigmund.
, tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,

					Freud, Sigmund.
, tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,

					Freud, Sigmund. . En , tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud,
Alusión al libro I de

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Nietzsche, Fragmentos, 14 [157], 584.

			Y de este modo son consideradas asimismo las culturas ascendentes, como por ejemplo la griega: 'Hay allí un subyugar la plenitud de lo viviente, la medida se vuelve dominante, a la base está esa calma del alma fuerte que se mueve con lentitud y tiene aversión a lo demasiado vivaz. Se honra y se eleva el caso general, la ley; la excepción, por el contrario, es dejada de lado; el matiz, borrado. Lo firme, poderoso, sólido, la vida que reposa extendida y potente -eso 'gusta' […]'. Ibid., 9 [151], 282.

			

					Freud, Sigmund. . En , tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud,

					Freud, Sigmund. “Análisis terminable e interminable”. En , tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud, 'Análisis terminable e interminable', en Obras completas, tomo XXIII, 232. La represión [Verdrängung] resulta el estado al que llega una moción pulsional al 'chocar con resistencias que quieran hacerla inoperante'. Freud, Sigmund. . En , tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud, Pulsiones, 141. En tanto la particular satisfacción pulsional resulta inconciliable respecto de otras exigencias, y por ende resulta rechazada de la conciencia y mantenida alejada de ella. Como Freud, establece, esto es lo que el psicoanálisis busca deshacer en términos de dominio acorde al yo.

			
					Freud, Sigmund. “Análisis terminable e interminable”. En , tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud, 'Análisis terminable', 229.

			Puede replicarse, el principio de realidad también permite instancias displacenteras, y sin embargo se halla enmarcado en el principio del placer. Lo está, pero en cuanto a su fin, es decir, su meta final es lograr la descarga energética, sólo aplazada brevemente. Como se marcó, la finalidad de la práctica psicoanalítica no será la de buscar placer, esto podrá ser —y se remarca, sólo en términos de posibilidad— un efecto lateral, sino la de lograr un tipo específico de dominio [Bewältigung].

			
					Freud, Sigmund. . En , tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud, El yo y el ello, 56. Respecto de la no referencia al superyó en esta sentencia, cabe señalar que a lo largo de este texto Freud estipula la íntima relación entre las fuerzas del ello y las superyoicas; vale decir, dominar [bewältigen] al ello implicaría a su vez un dominio respecto al superyó.

			Esto ha de ser entendido en términos de tendencia, justamente por eso habla Freud de 'progresiva conquista'; asimismo, en el caso nietzscheano la salud es 'óptima' cuando se logra la regulación total de las fuerzas bajo una perspectiva -pero como Nietzsche mismo proclama, el logro de dicha 'gran salud' [Groβe Gesundheit] es tarea de siglos, orientada en términos de polo por la figura del Übermensch (cfr. Así habló Zarathustra, especialmente 'Prólogo de Zarathustra', 36; 'Del hombre superior', 385; 'De la superación de sí mismo', 136, entre otros). Hay así en ambos casos un sentido determinado de la progresividad del dominio: en Nietzsche, el privilegio de las fuerzas activas por sobre las reactivas, en función de una vida ascendente; en Freud, un fortalecimiento del yo respecto de las otras instancias psíquicas.

			
					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Nietzsche, Fragmentos, 7 [9], 211.

			Así, la equinofobia de Juanito supone una concreta limitación de movimiento, por supuesto no sólo esto, pero respecto de la espacialidad en función de la realidad exterior es lo que aquí interesa remarcar. (
Por supuesto, la tendencia que implica cada uno resulta diversa, incluso inversa: mientras que el principio del placer tiende a la reducción del estímulo, el polo vital que implica el

					Freud, Sigmund. . En , tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,
'El yo obedece, simplemente, a la puesta en guardia del principio de placer' (Freud, Sigmund. . En , tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Freud,
Al respecto

					Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Tecnos, 2008.Nietzsche, Fragmentos, 1 [104], 59. Resulta interesante notar la completa inversión respecto a lo dispuesto en El nacimiento de la tragedia; frente a esto, define ahora respecto de la ascendente: 'Esta 'audacia' de las razas nobles, que se manifiesta de manera loca, absurda, repentina, ese elemento imprevisible e incluso inverosímil de sus empresas […] y su desprecio por la seguridad'. Nietzsche, Friedrich. . Madrid: Alianza, 2000.Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral (Madrid: Alianza, 2000), 55.

			

					Freud, Sigmund. “De guerra y de muerte”. En , tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu, 1992.Sigmund Freud, 'De guerra y de muerte', en